Significado de la palabra hidra

Los significados de las palabras han sido elaborados de acuerdo con los intereses lúdicos de nuestros crucigramas. No tienen un carácter académico estricto.

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¿Qué es hidra?

Culebra acuática, venenosa, de unos 50 cm de largo, de color negro por encima y blanco amarillento por debajo, cubierta de escamas pequeñas y con la cola muy comprimida por ambos lados y propia para l | Pólipo de forma cilíndrica y de uno a dos centímetros de longitud, parecido a un tubo cerrado por una extremidad y con varios tentáculos en la otra, que se cría en el agua dulce y se alimenta de infus

Tipo: Sustantivo común

Etimología

Proviene del griego antiguo "hydra", que a su vez proviene del término "hudor", que significa "agua". La palabra "hidra" se utilizaba en griego para referirse a un animal mitológico que tenía la capacidad de regenerar sus partes cuando se les cortaba, ya que era capaz de crear nuevas partes a partir del agua. En la mitología griega, la Hidra era una criatura monstruosa con varias cabezas de serpiente, que vivía en el lago Lérma. Era una de las criaturas más temidas del mundo, y solo podía ser vencida matando una de sus cabezas. La historia de la Hidra se remonta a la antigua Grecia y se ha convertido en un símbolo de la regeneración y la renovación.

Libros donde se menciona la palabra hidra

Ángel Guerra

Benito Pérez Galdós

tonces tendremos general Araña y cuantos generales queramos. Pero si se nos tuerce, créame usted, querido Campón, que nos harán fu , llamándonos la hidra demagógica y la ola revolucionaria … Bajábamos los tres, y en la escalera encontramos a Díaz del Cerro. Hablamos brevemente los cuatro, y acordamos

Viva mi dueño

Ramón del Valle-Inclán

ilusiones. Doña Pimentel dejó el bordado de una bandera, se quitó los lentes de oro y accionó con ellos doctoralmente: —Vuestra Majestad vive con la hidra de los celos enroscada al corazón. El Rey sólo piensa en vos, sólo tiene ojos para vos. ¿Dónde iba a buscar cosa que se os pareciese? Ahogó un solloz

El pirata

Sir Walter Scott

, amigo mío, las emparedó como si las pobres bestias hubieran sido víctimas de la peste, y, naturalmente, perecieron todas. —Entonces, ¡adiós vuestro hidra miel! —replicó el pirata—. Pero ¿abrigáis esperanzas de poder hacer la sidra? ¿Y cómo va la huerta? —¡Ay, capitán! Este mismo Salomón del Ofir de las