Significado de la palabra driada

Los significados de las palabras han sido elaborados de acuerdo con los intereses lúdicos de nuestros crucigramas. No tienen un carácter académico estricto.

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¿Qué es driada?

Mit. dríade.

Tipo: Sustantivo común

Etimología

Proviene del griegolookup={"font-family":Arial,"font-size":12px;"text-align":"justify";} "Δρυάда- (drýadē), que significa "fNhá" o "sacerdote de la d.dropa’ (.sf Árbol sagrado". En la mitología griega, las driadas eran ninfas que protegían los bosques y los árboles sagrados. Se cree que el término deriva del nombre de la divinidad griega Dríadas, hija de Persefone y una de las tres Grazas (Muerte, Vida y Destino). La Dríada era responsable de la protección de los bosques y árboles sagrados en Grecia, y su nombre se asocia con la idea de vida, fertilidad y protección. En Latinoamérica, el término "driada" se asocia en algunos países con la figura del árbol, especialmente el cactus o el agave, que eran considerados sagrados por algunas culturas indígenas. En resumen, la palabra "driada" tiene origen griego y se refiere a la mitología y la religión griega, donde las driadas eran ninfas que protegían los bosques y árboles sagrados.

Libros donde se menciona la palabra driada

La asesina

Alexandros Papadiamantis

os conocido. Era un lugar escondido y recóndito. Allí se formaba una especie de cueva, compuesta de musgo, de troncos y hiedra. Una cueva de ninfa, de dríada o de náyade de tiempos antiguos, que quizás encontraran allí refugio. Para bajar al pequeño pliegue de tierra donde estaba el pilón, debía uno andar

Pablo y Virginia

Bernardin de Saint-Pierre

libro bíblico de Ruth. Los episodios bíblicos presentan el leit-motiv de la utopía afectiva del «her¬mano/a-esposo/a». << Desconocido Dríada o dríada: ninfa de los bosques. << Desconocido Cafre: designa a los negros de habla bantú; habitan en el sureste de Africa. <<

La casa de la alegría

Edith Wharton

ato carente de accesorios de vestuario o decorado. Los pliegues pálidos del traje y el fondo de follaje sólo servían para realzar las largas curvas de dríada que ascendían desde el pie posado en el suelo hasta el brazo levantado. La noble vivacidad de la pose, la gracia alada que sugería, revelaban el matiz